El mismo sábado 9, me encuentro con esta ingrata sorpresa:
El Cine Aragón cerrado. Para siempre.
A ver, la muerte de una sala de cine siempre duele. Pero ésta, en particular, duele un poco más. A pesar de estar al borde del intenso tráfico de la Avenida del Puerto, ¡era tan acogedora! Podías comer en el restorán de al lado, o entrar a la sala con un bocata de la cafetería, y disfrutar de una cartelera siempre llena de excelentes películas.
Ahí nos aguantamos las lágrimas con El Pianista, nos conmovimos con Hable con Ella, "me entrevistaron" a la salida del estreno de Machuca, nos divertimos con Volver, en fin, un montón de bellísimos momentos.
Una triste noticia.
(Obviamente, mucho más triste que la muerte de Pinochet)
14 de diciembre de 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentarios:
en realidad es una gran lastima
Publicar un comentario